La sabiduría de la juventud

Hacía un tiempo que Vanessa Matos, estudiante de la Universidade Federal do Reconcavo da Bahia, venía pensando en que su carrera universitaria no era suficiente. No era que se hubiera equivocado de carrera; en absoluto. Pero Ingeniería Ambiental era una carrera demasiado técnica y solo se estudiaba el ambiente desde un punto de vista científico. Vanessa, a sus 24 años, sentía que le faltaba algo más; algo que no podía darle y tenía que ver con el componente social. El lado humano de todos esos problemas ambientales que se estudiaban en las aulas. No fue casual, entonces, que en el 2015 viajara desde su ciudad de residencia, Cruz das Almas, a aquel congreso de ingeniería en el sureño estado de Santa Catarina. Tampoco fue casual que en ese congreso ella se topara con un taller de Engajamundo en el que se hablaba sobre temas ambientales desde una mirada social. Y no lo dudó. “¡Al fin!”, pensó. “Esto es lo que yo estaba buscando”.

Juventude na frente

Vanessa habla un castellano claro y correcto a la vez que empapado de la musicalidad propia de su portugués natal, del que incluso toma prestadas algunas palabras de vez en cuando. Pero ese castellano, que ella considera imperfecto, llevaría su voz y la de Engajamundo a los oídos de otros jóvenes de América Latina, más allá de las fronteras de Brasil. Vanessa recuerda sus primeros pasos en Engajamundo: “Yo empecé muy tímida, haciendo parte de las reuniones, metiéndome un poquito en las cosas y dando mi opinión. Y cada vez más yo estaba enamorada del tema y de la organización y de las personas, porque siento que son una familia. Porque dentro de Engajamundo somos muy próximos. Hablamos cosas de la organización pero también de nuestro día a día, de cómo nos sentimos. No siento que esto sea un trabajo, es algo que me gusta mucho”.

Engajamundo es una organización brasileña creada por jóvenes que nació a partir de su necesidad de elevar sus voces. Corría el año 2012, y un grupo de siete jóvenes crearon el Comité Universitario Paulista para asistir a Río+20, un evento organizado por las Naciones Unidas con sede en Río de Janeiro. El objetivo de esta cumbre era abordar temas de desarrollo sostenible y el Comité decidió aprovechar el momento para involucrar a los jóvenes en la discusión. Pero, una vez en Río, se dieron cuenta de que la situación estaba lejos de ser ideal: los jóvenes en su mayoría ni siquiera estaban informados sobre los temas que se estaban debatiendo. Así, los miembros del Comité Universitario Paulista se dieron cuenta de que había que dar un paso atrás para pensar en cómo integrar a la juventud brasileña y lograr que se interesara en temas ambientales y de sostenibilidad. Y se pusieron manos a la obra.

El arte como forma de activismo.

Vanessa se refiere al trabajo de Engajamundo esencialmente como un espacio de discusión. “Todos nosotros tenemos funciones, algunas más delimitadas que otras, pero todos tenemos las mismas perspectivas y la misma sensibilidad. Nosotros tenemos grupos de trabajo en que abordamos cinco temas, que creemos que son importantes y que nacieron con Engajamundo: cambio climático, género, desarrollo sostenible, biodiversidad y ciudades sostenibles”. A través de estos grupos de trabajo, desde Engajamundo se crean campañas de difusión y de capacitación que llevan estos temas a los jóvenes. Pero no solamente se discute: también se construye.

Pocas caras jóvenes

Dice un antiguo proverbio indio que “la Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”. Sin embargo, esos hijos brillan por su ausencia en los espacios nacionales e internacionales de toma de decisiones, en especial sobre temas que tienen que ver con la construcción del futuro. En Engajamundo, el empoderamiento de los jóvenes también tiene que ver con generar espacios en lugares estratégicos en donde puedan hacer escuchar sus voces. Por ejemplo, la Conferencia de las Partes, la llamada COP. Allí, Engajamundo se ha abierto un espacio y tiene una presencia consolidada, para llevar su agenda, sus actividades, sus propuestas y, especialmente, las voces de la juventud.

Durante 2016, me pasó que yo estaba cada vez más metida en los proyectos de Engajamundo: estaba haciendo campañas, trabajando con niños en escuelas, en mi universidad, y ese año yo conseguí ir a la COP. Resulta que en Engajamundo montamos una delegación para ir a la COP, se hizo una selección de representantes, ¡y yo fui elegida! Pero yo aún no tenía el dinero y casi nadie tenía el dinero. Eso es una cosa particular: yo por ejemplo conseguí el dinero en mi universidad, porque fui con mis profesores, mis coordinadores, les hablé sobre esto y conseguí un dinero. También hicimos otras cosas más, como ferias, ventas de comidas, todo lo que podíamos hacer para conseguir el dinero”. Y lo consiguieron. Vanessa recuerda el vértigo de aquel viaje como una de las experiencias más enriquecedoras en su vida. “Yo pensaba como muchas personas piensan, que estar hablando con el gobierno, con políticos, estar en la ONU, eso es una cosa de otro mundo, que nadie puede y que tienes que tener mucho dinero e influencia y esas cosas. Pero yo aprendí que sí se puede. Allí hablé muchas veces con políticos de mi país, políticos de mi estado incluso, que estaban muy próximos a mí, que yo conocía pero que nunca había hablado. Allí yo realmente entendí cómo funciona el sistema de la ONU y de la conferencia”.

Las cumbres internacionales son importantes, pero la lucha más poderosa está en las calles de las ciudades, de los pueblos, en las escuelas, las universidades. En los espacios públicos. Engajamundo tiene la misión de involucrar a los jóvenes en los temas ambientales y sociales para así lograr la transformación que se necesita. Y esa transformación comienza en las propias personas, en los municipios, en las comunidades que toman acciones por sí mismas, en base a la información y a la convicción. En la COP se habla mucho del clima global y de las acciones a nivel nacional. ¿Qué queda, pues, para las personas? ¿Qué diferencia pueden hacer los individuos? La respuesta es: toda. La participación de la gente desde sus espacios cotidianos es indispensable. “Nosotros trabajamos así: capacitando, movilizando y también haciendo acciones de activismo con los jóvenes para que ellos perciban que sí pueden hablar sobre eso, que no es una cosa que es solo de los gobiernos o de personas importantes y que nosotros podemos hacer algo. Queremos sacar a los jóvenes del lugar cómodo, incentivarlos a hacer cambios pequeños en su día a día, como andar más en bicicleta o no comer tanta carne. Esas cosas pequeñas pero que los jóvenes perciban dónde van a hacer esas mudanzas”.

Cómo trabaja Engajamundo.

Cambio climático y selva amazónica: dos caras de la misma moneda

En Engajamundo, Vanessa se metió de lleno en temas de cambio climático. Para ella, se trata de un tema que moviliza a la sociedad desde lo más profundo: “no solamente hay una ciencia detrás del cambio climático, que es la que estudiamos en las aulas. Es algo mucho más amplio, que trata de cuestiones sociales, económicas, de género. Pero en la carrera no tenemos cuenta de eso”.

En Brasil, los impactos del cambio climático ha traído una mayor frecuencia de catástrofes naturales y eventos climáticos extremos. Sin embargo, para Vanessa todavía hace falta información, porque mucha gente no termina de asociar estos eventos extremos con el cambio climático. “La gente suele confundir tiempo y clima. El tiempo es el estado de la atmósfera en un momento y un lugar determinados. El clima, en cambio, es el patrón de la atmósfera en un lugar durante largos períodos y que define las características ambientales de ese lugar. En Brasil falta mucha información sobre este tema y sobre las causas del cambio climático y también sobre sus consecuencias”.

Una problemática central en Brasil, que tiene una relación muy estrecha con el cambio climático, es la deforestación. De las 700 millones de hectáreas de bosque amazónico que hay en América del Sur, más de 550 se encuentran en territorio brasileño. Se dice que la Amazonía es el pulmón del mundo y no es para menos. Los bosques son los grandes captadores de dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, que utilizan para hacer fotosíntesis. Y la Amazonía es el bosque tropical más grande del mundo, lo que significa que uno de los mayores depositarios de carbono de este planeta y uno de los grandes reguladores del clima. Sin embargo, desde hace muchas décadas que está sujeto a una deforestación sin control que lo está llevando hacia una progresiva pérdida de su capacidad de capturar carbono atmosférico. Y con ello, el cambio climático avanza a pasos agigantados.

Al hablar de la Amazonía, la musical voz de Vanessa se entristece. Porque ese patrimonio latinoamericano y tan especialmente brasileño, que es el hogar de miles de especies vegetales y animales, de comunidades humanas, de campesinos y de pueblos originarios, está siendo devorado poco a poco por las fauces del agronegocio. “Acá en Brasil tenemos un país que es muy organizado por los políticos. La mayoría de estos políticos están metidos en negocios agropecuarios, en compra de parches forestales para hacer proyectos agropecuarios, y esto es lo peor para Brasil. Yo sé que muchas personas viven de esto y hacen un manejo adecuado de las forestas, del suelo, del aire, del agua y de todo, pero no es la mayoría. La mayoría en Brasil no sabe el perjuicio que le hacemos al clima y a los recursos naturales y la cosa que ven en primer lugar es el dinero, no se preocupan por nada más”.

Pero en este panorama tan desolador, también soplan fuerte los vientos de la transformación. Brasil es un territorio que rebosa en movimientos de lucha: luchas campesinas, lucha por la tenencia de la tierra, por el uso responsable de los recursos naturales, por la justicia social. Por una relación armónica entre el ser humano y la naturaleza. Engajamundo es una de esas organizaciones que están involucradas en esas luchas, especialmente desde la perspectiva de los jóvenes, los verdaderos dueños del futuro. Es una organización horizontal: no tiene jefes, ni estructura jerárquica. No hay nadie que dé órdenes o que tome todas las decisiones. Lo que sí hay son líderes, personas que, por su experiencia y conocimiento, asumen el rol de ayudar a otras personas a entender mejor los temas ambientales y a direccionar acciones en sus comunidades.

Un horizonte de expansión

Vanessa está a un semestre de graduarse como ingeniera ambiental. Su paso por Engajamundo la llevó a lugares que nunca imaginó y la desafió a hacer cosas que no pensó que podía hacer. Ella, como muchos otros jóvenes en Brasil y en América Latina, tiene un profundo amor por su tierra y una gran preocupación por su futuro. Pero no fue sino hasta conocer Engajamundo que encontró el espacio que necesitaba para aprender lo que no se enseñaba en las aulas, para reconocer la importancia de su propia voz y así hacerla escuchar. Vanessa recuerda que en la COP, muchos funcionarios y políticos miraban a la delegación con recelo, con caras de susto, como si temiesen de ellos un sabotaje, un grito, una increpación. Ellos, como muchas otras organizaciones de jóvenes de todo el mundo, tienen conocimientos y propuestas serias y llevan adelante actividades de defensa de la tierra y del ambiente. Pero, pese a que el futuro es suyo, todavía tienen que ganarse a pulso, día a día, el lugar que casi siempre les es negado.

El futuro de Vanessa y el futuro de Engajamundo son uno: la expansión. “Nosotros queremos acá en Brasil alcanzar a las personas que están un poco más alejadas de las instituciones de estudios o las personas que están lejos de los centros urbanos, en zonas rurales. Entonces esto es un sueño nuestro, alcanzar a los jóvenes que tienen mayor dificultad en hablar o entender sobre estos temas y que están en una situación social peor. Esas personas que pasan por dificultades mayores y están en lugares que están más propicios a catástrofes”.

¿Y Vanessa? A ella, la vida la ha llevado por lugares insospechados: “Ahorita mismo estoy trabajando con residuos sólidos, basura como se llama. Es un relleno sanitario, un lugar al que van a parar todas las basuras de la ciudad. Yo estoy trabajando en esto y es una cosa que no imaginaba trabajar, incluso siendo parte de mi carrera. Pero cuando yo ingresé en la universidad no pensaba en trabajar con esto, yo pensaba trabajar con agua, con clima, con esas cosas, pero ahora estoy en esto y es muy innovador y estoy aprendiendo mucho”.

Engajar, en portugués, significa participar de manera colaborativa en una actividad, en una causa; dedicarse a algo con pasión y ahínco. Para Vanessa es algo todavía más amplio: significa unir. Engajar a las personas. Engajar al mundo. Todos los sentidos tienen una misma esencia: la de la unión, la acción conjunta, la colaboración. Engajamundo retoma estos conceptos y los hace propios: a través de su activismo, fomenta la unión de las personas, y de los jóvenes en especial, detrás de una misma causa: la construcción de un futuro de bienestar y sostenibilidad a través de la defensa y la conservación de la naturaleza. Es cierto que la juventud es la etapa de aprendizaje por excelencia. Pero, ¿qué hay de todo lo que la juventud tiene para enseñar al mundo? Quizá este sea tiempo de renovar las estructuras y abrir los espacios de participación a quienes hoy en día están trabajando para construir el mañana que les pertenece y que realmente merecen.